Yo que sentí el horror de los espejos,
no sólo ante el cristal impenetrable
donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos;
sino ante el agua especular que imita
el otro azul en su profundo cielo,
que a veces raya el ilusorio vuelo
del ave inversa o que un temblor agita.
no sólo ante el cristal impenetrable
donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos;
sino ante el agua especular que imita
el otro azul en su profundo cielo,
que a veces raya el ilusorio vuelo
del ave inversa o que un temblor agita.
Borges Los espejos (fragmento)