Amo tus manos en el zaguán de mi cuerpo,
dotadas del ánimo de quilla del arado
capaz de perforar el horizonte
sin hastío,
de voltear la piel
en el absorto ras de la caricia,
artesano del surco
sediento de humedades.
Para beberme en un cáliz de silencios rotos,
me hiciste agua entre tus labios.
¿Dónde contener ahora
la marea que desplaza la luna
de este líquido que me es,
que me limita en la ola,
que me estrella en arrecifes de tu ausencia?
Me disperso agua, me derramo mar,
me vierto lago en la pulida superficie
de esta muerte en la que vivo
tu infinitud.
Este líquido que me es
Laura Gómez Recas
http://lauragomezrecas.blogspot.com/
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