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Hipnos y Tánatos cogidos de la mano castamente
En el fondo del vaso pasean envanecidos los sueños de los justos
en la hora póstuma de un día de vendimia
imaginando como será la luz cuando el cristal se quiebre.
Distorsión agónica acunada de nostalgia,
Esplendor facetado que rompe impetuoso contra la memoria.
Hipnos y Tanatos cogidos de la mano castamente
acostados en silencio en el lecho sin apenas rozarse,
ocultando el engaño de que son materia de la misma materia.
Copulando adúlteros con amantes de paso,
que nunca encuentran el espacio certero que estremece la nuca,
que recorre la línea de fibras conectando
la uña del dedo corazón con la tristeza.
Están hecho el uno para el otro,
en una inconsciencia terrible
gozan sin saberlo del paraíso de los días de infancia,
horas que se dilatan al calor de las imágenes,
cuernos efímeros de nieve, de calima, de ecos que arrastra el oleaje.
Son materia de la misma materia,
pero no lo saben.
ELENA SOTO
En el fondo del vaso pasean envanecidos los sueños de los justos
en la hora póstuma de un día de vendimia
imaginando como será la luz cuando el cristal se quiebre.
Distorsión agónica acunada de nostalgia,
Esplendor facetado que rompe impetuoso contra la memoria.
Hipnos y Tanatos cogidos de la mano castamente
acostados en silencio en el lecho sin apenas rozarse,
ocultando el engaño de que son materia de la misma materia.
Copulando adúlteros con amantes de paso,
que nunca encuentran el espacio certero que estremece la nuca,
que recorre la línea de fibras conectando
la uña del dedo corazón con la tristeza.
Están hecho el uno para el otro,
en una inconsciencia terrible
gozan sin saberlo del paraíso de los días de infancia,
horas que se dilatan al calor de las imágenes,
cuernos efímeros de nieve, de calima, de ecos que arrastra el oleaje.
Son materia de la misma materia,
pero no lo saben.
ELENA SOTO
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