sábado, 25 de septiembre de 2010

El eterno retorno

Dentro de la tradición simbólica, el caracol está en relación con los procesos de regeneración, con la reiniciación, con la temporalidad como eterno retorno (Chevalier y Gheerbrant 1999:250) cuya representación en el lenguaje de la geometría es la espiral, figura que aparece en la concha del caracol. Por su forma abierta, lejos de quedar atrapado por lo estático en el círculo, se comunica, entra en contacto con lo exterior y esto habilita al caracol como signo del movimiento en la permanencia, unificando fuerza centrípeta y centrífuga.

Lezama, en varios lugares de su obra, relaciona el caracol con el proceso de escritura. Ya en el poema “Noche insular: jardines invisibles” de Enemigo rumor le aplica el epíteto “de escritura sombría” (82). Sin embargo, no es sino hasta el ensayo “Introducción a un sistema poético” (1954) que se clarifica esta relación entre el caracol y la escritura. Allí encontramos el siguiente fragmento:

"Semejante a la incesante y visible digestión de un caracol, el discurso poético va incorporando en una asombrosa reciprocidad de sentencia poética y de imagen, un mundo extensivo y un súbito, una marcha en la que el polvo desplazado por cada uno de los corceles coincide con el extenso de la nube que los acoge como imago."


J. Lezama Lima. 1971. Introducción a los vasos órficos Barcelona: Barral. 70-71
EL UNIVERSO ANIMAL EN LA POESÍA DE JOSÉ LEZAMA LIMA: PEZ, PÁJARO, CARACOL
Juan Manuel del Río Surribas

Universidade da Coruña, Facultad de Filología.


http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-22012006000100008&script=sci_arttext#n11

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Un glóbulo de poesía

Y qué se revelaba, en el cimbreo, más que la cintilación del filamento en su fineza de medusa, la transparencia de la voz, la gárgara mucilaginosa, trazando liames de cristal entre las vestes, su oscilar, en el aire rociado que se disuelve en una porosidad de receptáculos: en cada oscilación el fulgurante despedazamiento de la distancia en glóbulos de laca, en cada glóbulo una luz.

Néstor Perlongher, Poema VIII de Aguas Aéreas


http://www.plebella.com.ar/poeta%20revelacion%202008.htm

domingo, 19 de septiembre de 2010

Otoño enajenado

Soneto de La Dulce Queja

Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua, y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,

no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.

Federico García Lorca

Datos personales

Mi foto
Contacto: mayoralia@hotmail.com