sábado, 18 de julio de 2009

Hades y Cíane


“No iréis más lejos”, dice;
“no puedes de la involuntaria Ceres yerno ser: pedida,
no raptada debió ser, y si comparar con las grandes
las pequeñas cosas para mí lícito es, también a mí me eligió Anapis;
implorada, aun así, y no como ésta, aterrada, me puse yo el velo.”

Dijo, y hacia partes opuestas sus brazos tendiendo,
se les opone. No más allá contuvo el Saturnio su ira,
y a sus terribles caballos incitando en lo profundo del abismo,
blandido con su vigoroso brazo el cetro real
ocultó; la herida tierra camino hacia los Tártaros hizo
y los inclinados carros en mitad de la cratera recibió.

“Mas Cíane, por la raptada diosa y las despreciadas leyes
del manantial suyo afligida, una inconsolable herida
en su mente callada lleva y en lágrimas se consume toda
y de las que había sido su gran numen poco antes, en esas
aguas se extenúa: ablandarse sus miembros hubieras visto,

sus huesos poder doblarse, sus uñas deponer su rigidez;
y lo primero de ella toda, cuanto era tenue, se licuece:
sus azules cabellos y sus dedos y sus piernas y pies,
pues breve el tránsito es hacia las heladas ondas
de los reducidos miembros; después de esto los hombros y piel y costado

y los pechos se vuelven, desvanecidos, en tenues riachos;
finalmente en vez de viva sangre por sus viciadas venas
linfa pasa, y resta nada que aprehender puedas.

Ovidio - Metamorfósis - Libro V

Datos personales

Mi foto
Contacto: mayoralia@hotmail.com