domingo, 2 de noviembre de 2008

He sido árbol...


El árbol cambia, según las estaciones, el colorido de sus ramas, y
éstas no son inmóviles, crecen y se mueven al compás del viento,
pero su tronco permanece firme, fiel a sus raíces. Así el poeta varía la musicalidad y temas de sus cantos; los que a medida que son más, se intensifican y se mueven de mano en mano, de boca en
boca, al compás de quienes lo leen y escuchan, y hasta le hacen
lecturas según el nivel de entendimiento que tengan, unos más de
lo que dice el poeta, otros menos; pero el poeta permanece fiel a
sus principios, a su verdad.
Y el poeta en su verdad tiene la vida y la muerte unida a la del
árbol; unidos respiran, boca a boca; siembre un árbol y alce su
canto por éste el poeta.
Son dos solitarios que se dan la mano y salen juntos a cantar una
vez, otro susurro, sus alegrías y miserias.

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