domingo, 29 de junio de 2008

Cimódoce


A media travesía de repente
sale a su encuentro el coro de sus propias compañeras,
las ninfas que la madre Cibleles
mandó fueran deidades de la mar y de naves trocó en nifas.
Avanzan a la par sobre las olas que al nadar van hendiendo.
Son tantas como proas de bronce se alineaban primero en la ribera.
Reconocen de lejos a su rey y danzando le rodean.
La más diestra en hablar de todas ellas,
Cimodocea, le s¡gue asida la popa con la diestra
-sobresale su pecho a flor del agua-,
con su otra mano agita como un remo las ondas silenciosas.
Virgilio - Eneida X-218
Traducción de Javier de Echave-Sustaeta

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